Lola Rebollo, una de nuestras viajeras habituales, nos cuenta su experiencia en el recorrido ‘Rumanía Medieval. Transilvania y los monasterios pintados de Bucovina’. Un viaje cargado de arte en el que además de los citados monasterios, Patrimonio de la Humanidad, ha podido conocer sus famosas iglesias fortificadas, castillos medievales y coquetas ciudades que remiten a las raíces más legendarias de Rumania. Esta es su #CrónicaViajera.
Entre el 16 y el 23 de septiembre de 2021 y organizado por la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico (Cultur Viajes), hemos viajado a Rumanía, visitando sus tres regiones: Moldavia, Transilvania y Valaquia y del que paso a hacer un breve resumen.
El recorrido ha comenzado en MOLDAVIA, concretamente en BUCOVINA, dónde hemos tenido la oportunidad de visitar seis de sus siete monasterios pintados y que han sido declarados PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD por la UNESCO. Los monasterios visitados han sido SAN JUAN EL NUEVO DE SUCEAVA, ARBORE, SUCEVITA, MOLDOVITA, HUMOR Y VORONET.
Lo primero a destacar es que estos monasterios datan todos de los siglos XIV y XV y fueron pintados por dentro y por fuera y que en todos ellos se han conservado parte de las pinturas, casi todas las interiores y parte de la exterior, sobre todo en su fachada sur, la más protegida de las inclemencias climáticas.
Todos son ortodoxos y siguen una misma simbología, siendo la Virgen la figura central, nos hemos enterado, yo al menos, de que el calendario ortodoxo gira en torno a la Virgen, comenzando el año el mes de septiembre, mes de su Natividad y terminando en agosto, con su Tránsito a los cielos.
La iconografía muestra escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, haciendo referencia a la vida de Santos, algunos de los cuales comunes con los Católicos, los anteriores al Cisma de Occidente.
No todos los monasterios están en el mismo estado de conservación y no todos conservan las mismas escenas, ni en el mismo estado, hay que destacar el Juicio Final del Monasterio de Voronet y la escala de Jacob del de Suceavita.
Por último visitamos el monasterio de AGAPIA es moderno y en él viven 400 monjas.
Los monasterios ortodoxos están constituidos por varios edificios, ocupando la iglesia la posición central, alrededor de la cual se levantan el resto de las construcciones monásticas.
Nos llamó la atención los jardines, llenos de flores, maravillosamente cuidados.
En TRANSILVANIA visitamos tres iglesias fortificadas, PREJMER, VISCRI Y BIERTAN. Son alemanas, luteranas y su finalidad era la de proteger a los ciudadanos en caso de ataque enemigo, allí los habitantes del lugar podían refugiarse, para lo cual disponían de habitaciones y almacenes para las vituallas. La amenaza turca ha sido una constante en la historia rumana.
También visitamos el castillo de BRAN, lugar donde Bram Stocker situó al conde Drácula, aunque es una licencia literaria, puesto que VLAD TEPES, el personaje histórico en el que se inspiró, no vivió allí, pero es lógico, Transilvania, con sus bosques y leyendas es el escenario ideal para esta narración, a diferencia de Valaquia, que es donde realmente vivió el personaje, que en su mayor parte, es una inmensa llanura verde.
Este personaje es un héroe para los rumanos, pues libró al país del dominio turco, pero fue traicionado, de ahí su imagen negativa. También fue quién constituyó Bucarest como capital del país.
El castillo actual es el resultado de la transformación que hizo la Reina María, esposa del primer rey de Rumania Carlos I.
En estos momentos es un monumento muy visitado, pero salvo un holograma, una imagen cinematográfica y el kit antivampiro, no hace referencia a Drácula, pero es interesante y espectacular su estampa en lo alto de un peñasco. La subida, por fuera y dentro del edificio es a prueba de piernas.
También se ha visitado la ciudad de SIGHISOARA, también patrimonio de la humanidad, con su espectacular Torre del Reloj y BRASOV, donde nos alojamos y en la que destaca la IGLESIA NEGRA, así llamada porque se incendió y quedó negra, ya no lo está, pero conserva el nombre, un maravilloso órgano barroco y un montón de alfombras turcas, a modo de colgaduras.
Desde Brasov nos dirigimos a BUCAREST, ya en VALAQUIA, que es una ciudad preciosa con bellos edificios del siglo XIX y allí visitamos el MUSEO DE LA ALDEA, ubicado en el PARQUE HERASTRAU, que es una recreación de las distintas aldeas rurales de Rumania y a continuación la CASA DEL PUEBLO, regalo de Ceaucescu a sus súbditos, obra faraónica donde las haya, que se puede visitar en parte y cuyo interior es una auténtica obra de arte, el resultado de mucho dinero y buen gusto, con mármoles, maderas nobles, alfombras, todo realizado con productos del país, verdaderamente espectacular.
Hasta aquí el resumen del viaje, pero quisiera hacer mención al país, ya se sabe que formó parte del Imperio Romano, es la antigua Dacia y siempre ha sido zona fronteriza, como país independiente se constituyó en el último tercio del siglo XIX y tiene una influencia turca, húngara y alemana, habiendo formado también parte del Imperio Austrohúngaro.
Es muy lluvioso, nos ha llovido casi todos los días y ha hecho frío, lo cual es lógico, pues está en los CÁRPATOS, que hemos atravesado, por distintos puntos, espectacular el desfiladero del BICAZ, con un paisaje y una vegetación de lo más exuberante, estoy segura de que en otoño el colorido será espectacular.
Pero nada habría sido posible sin el elemento humano, un grupo de quince personas provenientes de distintos puntos de España unidos por el “Amor al Arte” nunca mejor dicho y que hemos disfrutado mucho de tan bello y desconocido país y que ha ayudado a mejorar la imagen que se tenía formada.
Y dejo para el final la organización perfecta, como siempre, esta vez con los conocimientos profundos y muy bien explicados de MAXI, reforzados por la guía local, DANA, que con retranca y buen humor ha hecho una buena instantánea de su país, sin olvidar las explicaciones de las religiosas en los distintos monasterios. Todo ello completado con la eficacia, seriedad y discreción de GONZALO. Un magnífico equipo para un magnífico viaje. Gracias a todos, amigos y esperar un próximo encuentro en nuestro ancho y largo mundo, en el que todavía queda mucho por ver.
María Dolores Rebollo
Viajera de «Rumanía medieval. Transilvania y los monasterios pintados de Bucovina».