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¿Quién dijo que no hay arte románico en Andalucía?

Continuamos con nuestra sección sobre los #ViajesQueNuncaHicimos, para hablar de otro interesante destino al que no pudimos ir el año pasado pero que este 2021 cogeremos con muchas más ganas, si cabe.  En esta ocasión viajamos al sur, a Andalucía, para descubrir qué son las llamadas iglesias “fernandinas” y qué peso tienen en la historia de nuestro país. ¿Te lo vas a perder?

Las iglesias fernandinas son un conjunto de templos construidos tras la conquista de Córdoba por Fernando III el Santo, un rey fuerte y muy implicado en la Reconquista, que inició la refundación cristiana de la ciudad.

Hasta ese momento, la ciudad califal estaba delimitada por dos grandes barrios: la Villa y la Axerquía, pero con la llegada del monarca cristiano cada uno de estos barrios se dividió, a su vez, en siete collaciones y en cada una de ellas se construyó una iglesia. La misión de cada uno de estos edificios era doble. Por una parte, la de ser centros espirituales de la ciudad, funcionando como iglesias parroquiales, y por otra, ser también centros administrativos y articuladores de la vida urbana.

En cuanto a su valor histórico artístico, la importancia y la singularidad de estos templos radica en que representan los únicos restos románicos al sur de Sierra Morena. Porque sí, señores y señoras, contra lo que se piensa habitualmente sí hay restos románicos en Andalucía. Si afinamos más, diríamos que se trata de una etapa muy tardía y arcaizante del románico, muy influido por la severidad y formas arquitectónicas del Císter y que, según varios expertos, en algunos aspectos recuerda al Císter gallego.

En todos los casos se trata de edificios de planta basilical, de tres naves, más alta y ancha la central. Las cabeceras suelen ser triples y absidiadas, cubiertas con bóvedas de crucería, que recuerdan a las del primer gótico burgalés. La excepción que confirma la regla la encontramos en las iglesias de San Pedro y San Pablo, donde los ábsides laterales son rectos al exterior y se cubren con una bóveda de horno, lo que se ha visto como otro ejemplo más de la tradición románica arcaizante presente todavía en estas iglesias.

Aunque estas iglesias han sufrido muchas modificaciones en la Edad Moderna -¡Algo absolutamente normal en la Historia del Arte!- en casi todas ellas se pueden encontrar elementos comunes como los contrafuertes románicos exteriores; sencillas portadas abocinadas, con numerosas arquivoltas apuntadas sobre finas columnas; o los grandes rosetones que coronan el muro occidental. Lo mismo ocurre con el empleo de sillería, normalmente a soga y tizón, al estilo árabe califal.

En este breve texto hemos querido dar un par de pinceladas de lo que son estas iglesias, para ir abriendo boca, pero uno de los géneros arquitectónicos más curiosos de nuestro país bien merece una visita a fondo ¿Qué os parece hacerla de la mano de Cultur Viajes y acompañados de auténticos especialistas en la materia?

 

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