Recordando nuestro viaje por Venecia y la costa de Croacia
Cultur Viajes
Hace ya casi dos años que realizamos la primera edición de nuestro viaje a Venecia y la costa croata. Hoy queremos recordar en nuestro blog esta crónica de uno de los viajeros del itinerario, José Miguel García. Al releerla nos han entrado muchísimas ganas de volver. Esperamos que la disfrutes:
«Si viajar es una actividad placentera para la mayoría de los seres humanos, hacerlo bajo el sugestivo epígrafe “El legado cultural del imperio del mar” y junto a dos acompañantes de lujo, lo convierte en exquisito buqué. Capitaneados por María en la parte logística y Víctor ilustrándonos en lo histórico y artístico, hemos “navegado” durante 7 días a lo largo de la costa croata.
Su bella y accidentada geografía, salpicada de mil islas, conserva un precioso legado cultural que bien merece conocerlo. Tan acertado título del viaje, hace referencia a una región que a lo largo de los siglos ha recibido la influencia de sus vecinos del otro lado del mar Adriático. Tanto es así que lo que hoy es políticamente Croacia, pareciera sin duda una sucursal véneta.
Gracias a María y Víctor por su profesionalidad y buen talante que nos han hecho de éste corto viaje un estupendo paseo por la historia.
Ya los romanos, percatados del potencial de la antigua Dalmatia, se esforzaron en romanizarla. Y de su pueblo salió el emperador que ha pasado a la historia como el gran perseguidor de cristianos. Allí nació Diocleciano y allí quiso morir huyendo de los conspiradores que, como en el caso de sus antecesores, buscaban en el asesinato el cambio de testa imperial. Y los venecianos, maestros en la búsqueda de aliados, establecieron sus colonias a lo largo de la costa para que le permitiera un fácil intercambio económico y por supuesto, cultural. La República se benefició de su apoyo, pero no es menos cierto que sirvió de referencia para el desarrollo de aquellos establecimientos. Artistas de todos los rincones del Mediterráneo se formaron y aprendieron de los venecianos. Recordad que nuestro Greco, no hubiera pintado como lo hizo, sin su paso por la escuela tizianesca.
Dubrovnik nos recibió abarrotada. Sol brillante y mar azul turquesa. Curiosa la historia de esta ciudad. Su secular capacidad diplomática, que la preservó durante siglos de ser destruida o conquistada por la fuerza, no evitó ser bombardeada sin piedad por los que habían sido sus conciudadanos durante las últimas décadas. Afortunadamente hoy luce de nuevo espléndida después de una recuperación primorosa con la ayuda internacional. El recorrido por sus calles y monumentos, bien guiado por una española que encontró el amor entre sus muros, tuvo su colofón en el recorrido por las murallas que la envuelven. Visión privilegiada, desde el paseo de ronda, de todo el casco urbano.
Desde aquí durante cinco días, ascendimos la sinuosa costa dálmata para visitar ese legado romano y veneciano. En Split impresiona ver cómo los restos del complejo palaciego imperial romano, sirvieron de carcasa para una ciudad creada ex novo. Trogir nos encantó con sus callejuelas medievales y la catedral de San Lorenzo con una esplendorosa portada esculpida, románica tardía. Personaje curioso el irónico guía croata que nos acompañó en estas dos ciudades. Zadar nos sorprendió con sus iglesias, la prerrománica de San Donato de planta centralizada y otras románicas. María y Víctor nos propusieron una búsqueda detectivesca: encontrar la figura esculpida del orante en la iglesia de San Lorenzo. Fue la excusa para que muchos de nosotros disfrutáramos de un capuchino en la plaza donde se esconde. La comida junto a la puerta veneciana de Tierra Firme, presidida por el león de San Marcos y mirando al mar, resultó deliciosa. La isla de Rab y su skyline de torres románicas, nos acompañó desde el hotel, iluminada por la luna. Iglesias medievales e influencia veneciana en sus palacios, nos deparó un agradable paseo. De vuelta en ferry a tierra firme, en Pula nos esperaba el anfiteatro, grandioso por las dimensiones y buena conservación, así como también lo hizo el templo de Augusto. Inevitable la foto de grupo, con las arcadas de fondo. La ciudad, engrandecida por los romanos debido a su excelente situación como puerto natural, fue nuestra última escala en tierras croatas. Desde Pula, atravesando un corto trayecto de Eslovenia, llegamos al punto final y colofón del viaje, Venecia. Si Dubrovnik es “la perla del Adriático”, la capital del Véneto, es sin duda “el diamante del Mediterráneo”.
María nos preparó una minuciosa estancia, gastronómica y cultural. La acertada selección de restaurantes, en la zona más chic de la ciudad, nos permitió aprovechar el tiempo bien alimentados, para visitar los monumentos más emblemáticos: San Marcos, el palacio ducal y la Galería de la Academia. Una sorpresa final, callejeo, o mejor dicho, “canalejeo” en taxis/barco por los deliciosos rincones venecianos. Nos gustó tanto que algunos decidimos ampliar nuestra estancia para recorrer esos rincones no visitados, en la solitaria oscuridad, acompañados de la luna ya menguante. Pasear sus plazuelas y cruzar sus puentes sin la marea humana de la luz del día. Desde la Riva dei Schiavoni despedimos a María, Víctor y a todos los estupendos compañeros de viaje. Se alejaron en el barco, con nombre tan emblemático como bien escogido, Marco Polo, y enfilaron la proa hacia nuevos destinos viajeros.
…hoy Venecia sin vosotros que triste y sola está…..!
Gracias a María y Víctor por su profesionalidad y buen talante que nos han hecho de éste corto viaje un estupendo paseo por la historia. Y un saludo a todos los viajeros por su buena disposición.»
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Este año regresamos a Venecia y la costa croata del 18 al 25 de octubre. ¡No te quedes sin tu plaza!
Reserva ahora: Venecia y costa croata. El legado cultural del Stato da Mar.